11 de enero de 2007

EL PERFUME

En los tiempos que corren, el cine nos tiene acostumbrados, con sus más y sus menos, a dos variantes fundamentales; el cine superficial de puro artificio, donde se rellenan las ansias adrenalínicas de los más simplones y cuya carrera comercial es un gráfico rápidamente ascendente que luego de 20 días cae en picado hasta lo desconocido y, por otro lado, el cine que aspira a tener más calidad de la que cualquiera está dispuesto a reconocerle hoy día; es en esta última variante donde se cometen injusticias de crítica más a menudo.

“El perfume”, título soberbio que juega la segunda variante mencionada, sumerge al espectador en una historia profundamente intimista, y así consigue que la experiencia del espectador sea la del propio protagonista.

Película que cuenta con un acertado uso del realismo, de la ambientación, que hace disfrutar de una narrativa llevada con gran maestría y que , indefectiblemente, se ve abocada por su origen literario a desembocar en un cuento de hadas, imposible final que se muestra como la única salida para un personaje principal como Jean Baptiste.







Tom Tykwer, director de “Corre, Lola, Corre”, demuestra que es capaz de llegar a altos límites con unos medios como estos, de los que ha dispuesto sensata y eficazmente. Por otro lado el protagonista Ben Whishaw realiza una sensacional actuación con un guión realmente escuálido, acorde a la perfección con el personaje para quien está escrito. Sólo reseñar las correctas apariciones de Alan Rickman (cada vez está mejor), Dustin Hoffman (en su línea) y , como no, el genial John Hurt.al que, por desgracia, en España no hemos podido oir (narrador), y es que, aunque esté correctamente doblado, no es lo mismo.

Una ficha compuesta por un director poco afincado en nuestro país y un actor desconocido que pronto dejarán de tener esos problemas, sumada a un grupo de actores de mayor experiencia que suman aún más calidad si cabe. Soberbia. Para los aficionados al término “películón”.

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