Agujeros negros

Los agujeros negros, en realidad, no actúan como aspiradores cósmicos más que otras estrellas. Cuando una estrella se convierte en un agujero negro, la atracción gravitatoria a una determinada distancia del cuerpo no es mayor de lo que era de la estrella. Es decir, el Sol se convertirá con el tiempo en un agujero negro de la misma masa, y la Tierra seguirá en la misma órbita (suponiendo simetría esférica del sol).

Durante la formación del agujero negro se comprende igualmente una explosión natural, con lo que el objeto pierde cierta cantidad de su energía en el proceso, que -según la equivalencia masa-energía- significa que un agujero negro determinado sería de menor masa que el objeto padre y, en realidad, tendrá una fuerza gravitatoria inferior

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